En los últimos días recibí una llamada de la Junta de Gobierno de la Hermandad de las Angustias, ofreciéndome el martillo del paso de la titular, y con ello pasar a ocupar el cargo de capataz de la Virgen de las Angustias.
Hace tres años colgaba un artículo en este mismo blog al que llamé "Un sueño de Viernes Santo". En él escribía todos los detalles que en mi persona se suceden cada Viernes Santo, y las cosas que yo pensaba que faltaban para que ese día fuese perfecto para mi, para mi familia, para la Hermandad, para la Virgen, para la ciudad...
Después de toda una vida en la Hermandad, puedo decir que he crecido como persona en ella. Desde pequeño saliendo de monaguillo, incluso en el carrito. Cuando tuver un poco de uso de razón comencé a salir de Nazareno, convirtiendo cada año mi Estación de Penitencia en más gratificante. Al cumplir la edad, pude hacer realidad mi sueño desde pequeño entrando a formar parte de la cuadrilla de la Virgen, de la que me fui a los 4 años por diferentes motivos personales. Sin ningún tipo de remordimiento me coloqué al año siguiente mi túnica, y nunca he dejado de realizar la Estación de Penitencia.
Desde aquel Viernes Santo en el que me salí del paso de la Virgen de las Angustias, me propuse trabajar duro y prepararme para algún día llegar a ser el capataz de mi querida Hermandad y cumplir lo que en aquel pequeño artículo escribí.
Este año por fin me ha llegado la oportunidad, y ya estoy ultimando los detalles con mi equipo para contactar con los actuales costaleros, y con otros que también la han cargado en años anteriores.
Tengo que dar las gracias a la Junta de Gobierno por confiar en mi para este puesto, a Párroco y Vicario por su asesoramiento siempre positivo en mi, y, como no, a mi familia y amigos, por apoyarme siempre en los momentos mas duros. Esto no es solo un logro mío, si no de todos vosotros.
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