Me dirigía yo esta tarde hacia mi casa, iba un poco desilusionado porque me acababa de llevar uno de esos batacazos que uno se lleva cuando es joven e intenta luchar por lo que quiere y por los objetivos que se ha marcado en su vida, y más si es en el difícil mundo de las Hermandades y Cofradías.
No me quedaban ganas de nada, solamente tenía ganas de ponerme el pijama y acostarme, por no hacer o decir cosas de las que luego seguro que me arrepentiría. Entonces encontré, detrás de una cruz de guía hecha con cañas, un pequeño cortejo de críos, en el que no faltaban algunos cirios usados y dos pasos en forma de caja de zapatos, pero en el que no faltaban sus benditas imágenes y sus faldones. Hasta llevaban una pequeña banda que estaba compuesta por un tambor de juguete. Ahí fue cuando me vi a mi mismo de pequeño, soñando con ser costalero. Soñando con trabajar junto a personas de misma condición y sentimiento Cofrade, trabajar para la Semana Santa en general, y para mi Hermandad en particular.
Al ver a estos niños que con muy poco lujo, pero con muchísima ilusión, daban testimonio de su fe Cristiana, y hacían Catequesis plástica de esta, se me cargaron las fuerzas para seguir luchando por lo que quiero.
Estoy seguro de que esta, es una de esas señales que el Señor nos envía para que no nos rindamos y luchemos por nuestros sueños, y por eso voy a seguir hasta que me mande otra señal que me diga lo contrario. Seguiré luchando por cumplir mis metas y mis sueños.
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