Esos segundos en los que estás medio dormido y medio despierto, en los cuáles no tienes noción del tiempo, tu cabeza va recopilando información, y de pronto, llega a tu cerebro la noticia de que hoy es un día grande. Hoy es Viernes Santo. Para un cofrade de Las Angustias como yo, éste es el día más señalado del año. Es el día en que acaba un periodo y comienza otro. Es el día que has estado esperando durante todo el año. Me levanto de la cama temprano y me visto con las mejores prendas del armario, la ocasión lo requiere. Bajo a desayunar y todos en mi familia radian de felicidad, en esta casa se siente una cosa que no es común en las demás.
Ya estoy en la Plaza tomando café, aún es pronto, pero en mi estómago no cesa el hormigueo y mi corazón está encogido. Voy a por mi molía, en breve tendrá lugar la Primera Levantá. Empiezan a llegar mis Hermanos y compañeros Costaleros, los abrazos y besos no cesan, para ellos también es un día grande. El llamador suena en la Capilla abarrotada, ante el corazón "encogío" de todos los presentes. El Capataz llama a sus Costaleros y les pide que sean obedientes con el Hermano al que se conmemore este año con el Solemne acto. "Tos por iguá valiente, a ésta e". El estómago da un vuelco.Finaliza el acto y todos tomamos algo juntos, también queremos pasar algo de este día con nuestros Hermanos que tan importantes son en nuestras vidas.
Nadie falta en la mesa a la hora de comer, quizás el único día en el que estamos todos.
Después de la siesta todos a vestir la túnica, y en fila de a uno y sin hablar, todos para la Capilla por el trayecto más corto.
Ya queda menos, últimos abrazos y besos entre familiares. El diputado de Cruz toca la puerta de la Capilla a las ocho de la tarde, y con esto se abren las puertas y sale el Cortejo tras la Cruz de guía. Un año que se va y otro que llega.
Esta Estación de Penitencia nos servirá para recapacitar sobre lo ocurrido en éste año atrás, y para pensar lo que queremos que ocurra en éste que entra. Ya ha sonado el llamador, es la hora de entregar a Villamartín lo más grande que tiene. Los dos costeros a tierra poco a poco, mientras un rayo de luz ya acaricia esos ojos bonitos. Ya está aquí. El pueblo ha esperado paciente durante un año entero para ver a la Madre de Dios encarar la Plaza, esa Plaza abarrotada de gente.
A amarte, a quererte y a respetarte me enseñaron en mi niñez... A la más grande, a María de Las Angustias.
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