Le pese a quien le pese, el costalero de hoy en día es una parte importantísima en las Hermandades en la mayoría de lugares.
En Villamartín, la figura del costalero ha empezado a evolucionar un poco. Después de que en el año 1988 la Hermandad de las Angustias fundara la primera cuadrilla de hermanos costaleros, aquella llamada la del amor, introduciendo la molía como herramienta de rezo debajo de los pasos, ha pasado mucho tiempo.
Por aquel entonces, los costaleros se metían debajo de los pasos para hacer Estación de Penitencia. Por supuesto, era muy difícil ver un costalero que cargara en más de una Hermandad. Hay que reconocer que fueron tiempos muy buenos. Se consiguió borrar del mapa a las cuadrillas de profesionales, y se hacían las cosas con muchísimo más respeto y amor que en los años anteriores a aquellos.
Pero como todas las cosas, esta también se vició. Desde hace algunos años las cuadrillas de costaleros han estado viciadas. La mayoría de las veces por el pensamiento erróneo de algunos que creían que los sitios debajo de los pasos podían apropiarse. Este ha sido el gran problema que ha surgido en estos años atrás en las cuadrillas de costaleros.
Este año se está viendo un cambio generacional. Podemos ver como cuadrillas que siempre se han caracterizado por su experiencia, carácter y veteranía, andan ultimamente escasos de costaleros. Al igual que podemos ver como cuadrillas que siempre han tenido menos gente, este año están a rebosar. Ahora a la función del costalero se la llama trabajo, porque realmente ellos se encargan de darle vida, de la mejor forma posible, a las imágenes que representan a Cristo y a su Santa y Bendita Madre. Y con ese trabajo se pretende ayudar a los fieles y devotos a que le recen y le pidan, sería lo que modernamente se le llama Catequesis plástica.
Yo siempre he pensado, y lo seguiré manteniendo, que el alma de este mundo es la juventud. Si a la juventud no se le da una oportunidad y, sobre todo, mucho cariño, pasará lo que está pasando en estos momentos. Lo que realmente está pasando, es que el cambio generacional que estamos viviendo, que es lo más normal del mundo en este tipo de mundos, está siendo demasiado brusco. Esto no es por otra cosa, si no por la poca mano izquierda que las Hermandades han tenido con la juventud. Si a la juventud se le hubiera ido dando una oportunidad para que fueran creciendo debajo de los pasos, aquellos que ahora no tienen gente no estarían sufriendo lo que ahora mismo están sufriendo.
Sería bueno que nos fueramos haciendo a la idea de que, como en todos los cambios generacionales, en este también vendrán muchos cambios. Hay que comprenderlos y asumirlos, porque la mejor característica que pueden tener las Hermandades es la adaptación a los nuevos tiempos para, así, poder perdurar en la historia.
Confío en que, por este brusco cambio generacional, no haya ningún tipo de percance en ninguna de las salidas Procesionales que, a pesar del tiempo, estoy seguro que veremos esta Semana Santa.
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