En la pasada tarde del Domingo, un desastre se sucedió en nuestra Parroquia. Un accidente llegado en el peor momento posible, en el ecuador de su Septenario, en vísperas de la Semana de Pasión. María de los Dolores se veía en medio de un fuego intenso, que no tardaron algunos de los presentes hermanos de la Hermandad en socorrer, jugandose con ello su bienestar físico. Si no hubiera sido por esta actuación heroica y admirable, quizás, estaríamos hablando de algo mucho más grave.
En estos momentos, la Sagrada imagen se encuentra en un taller de restauración en Bornos.
Soy consciente del gran dolor que se sufre en estos días en el seno de la Hermandad. Desde estas líneas me uno a este dolor, porque tengo muchos amigos Cofrades de esta Antigua y Venerable Hermandad, y porque es obligación de todos rezar para que la Madre de Dios esté lo antes posible en su Parroquia junto a su hijo.
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